En el Uruguay de comienzos del siglo XIX, los hombres y mujeres tenían formas de vivir bastante distintas de las actuales. La vida estaba determinada por los ciclos naturales del día, la noche y las estaciones del año. La sociedad se encontraba en un entorno en el que la naturaleza estaba muy presente, aun en la ciudad. La abundancia de ganado y de tierras aseguraba el alimento. La vida resultaba más fácil y no era necesario dedicar demasiado tiempo a trabajar.