Durante los últimos años del siglo XIX la clase alta uruguaya, que habitaba predominantemente en Montevideo, comenzó a llevar una vida cada vez más lujosa. Las diversiones, el vestuario y las viviendas imitaban a las de la burguesía europea.
Las viviendas de la clase alta siempre fueron lujosas y amplias, pero a partir de 1870 se produjo un enriquecimiento de la arquitectura de la ciudad por la incorporación de nuevas zonas residenciales. Allí construyeron lujosas viviendas de recreo llamadas casas quinta, con amplios parques. A la vez mantuvieron o mejoraron sus casas del Centro, a las que decoraban con muebles importados a imagen y semejanza de las de París.
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