Uruguay se incorporó tempranamente a la pasión por los automóviles. Aunque se supone que hubo autos poco antes de 1900, el registro más antiguo es el de una columna en una revista montevideana de ese año. Hoy todavía es posible conocer el Delin del matrimonio Rossell-Pereira, de 1901, en el Museo del Automóvil de Montevideo. En esa época, el auto era más un capricho de gente muy rica que otra cosa, dado que ni ofrecía mayor comodidad ni aseguraba más velocidad que un carruaje o un tren.