El final del poder del caudillismo terminó de concretarse con la muerte de Aparicio Saravia en 1904 y con la primera presidencia de José Batlle y Ordóñez. Las leyes y el ejército nacional se imponían por primera vez en todo el territorio nacional. A partir de ese momento, el Estado uruguayo estaba preparado para empezar importantes transformaciones en la vida política, económica y social del siglo XX.