Entre 1870 y 1875, Uruguay vivió un período de gran inestabilidad: la Revolución de las Lanzas, las luchas entre principistas y candomberos y una profunda crisis económica, que tuvo su peor momento en 1873. Esa inestabilidad fue el resultado de la acumulación de problemas económicos locales sumados a una crisis que afectó a Europa, pero su impacto en Uruguay puso en evidencia que la economía local estaba cada vez más asociada a la europea. Las dificultades económicas se agravaron con la crisis bancaria.