A mediados del siglo XIX, en Europa se fortaleció una forma de pensar a la que se llamó positivismo. El positivismo era una corriente filosófica que afirmaba que el único conocimiento verdadero procedía del conocimiento científico. Era una nueva manera de ver y comprender las cosas. Afirmaba que el conocimiento podía construirse únicamente a través del método científico. El positivismo proponía entender el mundo utilizando los datos que surgían de la observación y la experimentación científica.