En los últimos años del siglo XIX y principios del XX se dio un gran crecimiento económico de los países industrializados. Luego de muchos años de guerras y enfrentamientos, llegó la paz. La calma política era el ambiente más favorable para la prosperidad. Si los hombres no tenían que pelear, podían trabajar en el campo y en las fábricas, y aumentar la riqueza de sus países. Además, los nuevos avances tecnológicos impulsaron la producción y generaron un desarrollo económico nunca antes visto.