A principios del siglo XIX, cuando América Latina estaba empezando a independizarse, Estados Unidos decidió no intervenir en la política de los nuevos países americanos. Promovió la idea de alejar a los europeos del continente: "América para los americanos". Pero ya a mediados del siglo XIX las relaciones entre la gran potencia del norte, sobre todo con sus vecinos del Caribe y zonas cercanas, se basó en sus intereses colonialistas, económicos y políticos.