A finales del siglo XIX Uruguay recibió muchos inmigrantes provenientes de Europa, el Cercano Oriente y, en menor medida, en Asia, en busca de otros horizontes para probar suerte. En esa época los transportes eran más lentos y las comunicaciones más difíciles, por lo que realizar largos viajes era mucho más difícil que en la actualidad. Al emigrar, frecuentemente se rompían los vínculos con la familia y amigos. En contrapartida esperaban conseguir una vida más tranquila y cómoda en América.