El desarrollo de las comunicaciones y el transporte aseguró que la fuerza del Estado llegara a todo el país. Sin ellos la modernización política no hubiera sido posible. Con el ferrocarril, el gobierno podía controlar el territorio. Si se producía un levantamiento en cualquier parte del país, la respuesta militar podía llegar rápidamente para reprimirlo. Esta velocidad de acción también se valió de otro elemento tecnológico que permitía la comunicación en tiempo real: el telégrafo.