Como reacción a la expansión de Napoleón y a la posterior restauración monárquica, surgieron movimientos nacionalistas en varias regiones de Europa. Los nacionalistas entendían que una nación es un conjunto de personas que tienen en común el idioma, la religión, las costumbres, las tradiciones y la historia. Esta corriente, surgida durante el siglo XIX, proclamó el derecho de los pueblos a formar Estados que se identificaran con las naciones. El nacionalismo influyó en muchas de las revoluciones de la época.