Cuando el número de fábricas comenzó a crecer, se necesitaron más personas para trabajar. Aunque las máquinas producían más en menos tiempo, se precisaban personas que las manejaran. Las primeras se movían por el impulso del vapor de agua generado en calderas calentadas con carbón. Había que extraer el carbón de las minas, trasladar luego los productos fabricados y para todo eso también se precisaban personas trabajando. La revolución industrial necesitó mucha gente, necesitó de los obreros.