La Confederación Argentina consideraba al Paraná como un río de navegación exclusiva. Para las potencias europeas esta medida era un problema, pues les impedía llegar a las provincias del interior y al Paraguay. La batalla de Vuelta de Obligado, en 1845, fue uno de los episodios donde la intervención de las potencias europeas en la región quedó más clara. Su objetivo era abrir el Paraná, acceder al interior del país y colocar la mercadería europea que transportaban.