La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y la Constitución de 1791 son dos de los más importantes documentos de la Revolución francesa. Fueron inspirados en las principales ideas de los filósofos del siglo XVIII. Estos documentos terminaban con el ilimitado poder del rey y marcaban una nueva época para Francia y el resto del mundo. Sus principales ideas están aún presentes en las leyes y Constituciones de nuestros días.