Luego del armisticio de octubre, firmado entre la junta de Buenos Aires y Francisco Javier de Elío, el gobierno porteño destinó a Artigas a Yapeyú, en las Misiones. La marcha de Artigas y sus fuerzas hacia el norte fue seguida por cientos de familias. El camino fue lento y difícil. La marcha de las familias supuso el traslado de miles de personas por el campo oriental, en una época en que no existían puentes ni caminos y la campaña estaba prácticamente despoblada.