Durante la época colonial, las diferencias entre los sectores de la sociedad se determinaban por el color de la piel; cuanto más blanca la tenía, más arriba en la escala social se encontraba la persona. Pero también había diferencias entre los blancos. No era lo mismo haber nacido en América de padres europeos, es decir, ser criollo, que haber nacido en España, o sea, ser peninsular. Esa diferencia generó mucho descontento entre los blancos americanos.