Napoleón Bonaparte logró dominar casi toda Europa. Para lograrlo sus ejércitos debieron derrotar a poderosos enemigos que, en muchas ocasiones, se unieron para intentar vencerlo. La gran inteligencia militar de Napoleón y su moderna forma de entender la guerra, le permitieron salir victorioso muchas veces. Dos potencias europeas fueron sus más temibles enemigas: Inglaterra, que era muy superior en los mares, y Rusia, que poseía un enorme ejército y en cuyo territorio el invierno era muy frío.