Las monarquías europeas habían basado su economía en el sistema mercantilista, que requería un fuerte control del Estado sobre el comercio exterior. Los pensadores de la Ilustración propusieron alternativas no solo al modelo político, sino también al sistema económico. El liberalismo fue la doctrina creada por esos pensadores, que reclamaban que la interferencia estatal fuera mínima. Esta doctrina estuvo asociada al crecimiento de la burguesía como clase social predominante.