El centro del Imperio inca (lo que hoy conocemos como Bolivia y Perú) se trataba de una región con enormes riquezas en oro y plata. Mientras territorios como la Banda Oriental eran considerados tierras sin ningún valor, el Alto Perú era el más deseado y defendido. Por eso, la lucha por su liberación fue tan larga y difícil. Intervinieron revolucionarios latinoamericanos, como San Martín y Bolívar, y el resultado fue la independencia de dos nuevos países: Perú y Bolivia.