La película cuenta la historia del Éxodo del pueblo oriental de un modo indirecto. En 1884, muchos años después de la muerte de Artigas, le piden a Juan Manuel Blanes que pinte un retrato del prócer. Como casi no hay registros del rostro de Artigas, Blanes lee escritos en los que se lo describe. Allí encuentra los apuntes de Aníbal Larra, un espía que había sido contratado para asesinar a Artigas en 1811.
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