Los movimientos obreros de mediados del siglo XIX estaban bien organizados. Los aportes teóricos de Bakunin, Proudhon, Marx y Engels les daban un nuevo impulso y nuevos objetivos. Inicialmente los sindicatos se organizaron en cada fábrica; luego se formaron centrales obreras en cada país. Los trabajadores tenían iguales problemas en todos los países y era necesario crear una organización internacional que juntara a todos los obreros del mundo para darle mayor poder a sus reclamos.